1. Preparar la base de la masa
En un bol amplio, coloca el huevo junto con el azúcar y la pizca de sal. Bate con un tenedor o unas varillas manuales hasta que la mezcla se vea homogénea y ligeramente espumosa. Este primer paso es importante para que el azúcar se disuelva bien y la masa quede más ligera.
Añade la ralladura de naranja y mezcla nuevamente. La ralladura es clave, ya que aporta un aroma intenso y natural que marca la diferencia en el resultado final.Utensilios de cocina
2. Incorporar los ingredientes líquidos
A continuación, agrega las dos cucharadas de aceite y el jugo de naranja recién exprimido. Mezcla suavemente hasta integrar. El jugo de naranja no solo aporta sabor, sino también humedad, ayudando a que los pastelitos queden tiernos.
Es recomendable usar jugo natural, ya que los jugos industriales suelen contener azúcares añadidos y menos aroma.
3. Añadir el yogur
Incorpora el yogur de vainilla a la mezcla. Este ingrediente es fundamental para conseguir una textura suave y esponjosa. Mezcla bien hasta que no queden restos visibles de yogur y la masa tenga un aspecto cremoso.
Si no tienes yogur de vainilla, puedes usar yogur natural y añadir una pizca de esencia de vainilla o un poco más de ralladura de naranja.
4. Integrar los ingredientes secos
En un recipiente aparte, mezcla la harina con el polvo de hornear. Este paso ayuda a distribuir mejor el impulsor y evita que se formen grumos.
