Hornear este pastel sigue una secuencia lógica que, una vez dominada, se vuelve casi automática. Cada paso cumple un propósito específico en la creación del resultado final perfecto.
Preparación del horno y molde: Comienza precalentando el horno a 180°C. Este paso no debe tomarse a la ligera; un horno correctamente precalentado garantiza que el pastel comience a cocinarse inmediatamente, desarrollando esa estructura esponjosa característica. Mientras el horno alcanza temperatura, prepara tu molde de 22-24 cm engrasándolo generosamente con mantequilla o aceite en aerosol. Espolvorea un poco de harina sobre la superficie engrasada y golpea suavemente para eliminar el exceso. Este proceso previene que el pastel se pegue, facilitando un desmoldado limpio.
Cremado inicial: En un recipiente amplio, bate la mantequilla a temperatura ambiente durante aproximadamente un minuto hasta que se vuelva cremosa. Añade gradualmente el azúcar mientras continúas batiendo. Este proceso, conocido como cremado, debe continuar durante 3-4 minutos hasta que la mezcla se torne pálida y esponjosa. Lo que sucede aquí es fascinante: los cristales de azúcar crean pequeñas burbujas de aire en la mantequilla, que luego se expandirán en el horno creando esa textura ligera que buscamos.
