Porque limpiar, aunque parezca simple, implica decisiones simbólicas:
Soltar objetos del pasado puede significar soltar versiones de ti.
Organizar un espacio puede obligarte a enfrentar emociones que has evitado.
Abrir una ventana puede abrir un espacio interior que no sabías que dolía.
Por eso lo postergas. Porque limpiar no es un acto físico, es un acto emocional.
Y también porque, en muchos casos, no te sientes digno de un espacio en paz. Esto es más común de lo que imaginas. Jung lo llamaba autosabotaje: esa fuerza interna que te aleja de lo que te haría bien porque tu inconsciente aún está atrapado en el dolor.
Un cambio profundo inicia en lo pequeño
No necesitas limpiar tu casa entera hoy.
No necesitas convertirte en la persona más ordenada del mundo.
Solo necesitas elegir un rincón.
Un cajón.
Una mesa.
Una esquina.
Cuando el alma ve que empiezas a moverte, se une. Y entonces lo que antes era peso, se convierte en impulso.
Tu entorno cambia cuando tú cambias.
Y tú cambias cuando decides escuchar el mensaje detrás del desorden.
Consejos y Recomendaciones
⏬️⏬️ continúa en la página siguiente ⏬️⏬️
