La historia de amor con la crema pastelera

1 cucharadita de extracto de vainilla

Pasos
Calienta la leche hasta que esté a punto de hervir—sin burbujas, solo vapor.

Bate azúcar, yemas, maicena y sal en un bol hasta que esté pálido.

Cuando la leche esté lista, viértela despacio sobre la mezcla de yemas mientras bates. No te emociones demasiado para evitar huevos revueltos.

Vuelve todo a la olla. Cocina a fuego medio, batiendo sin parar hasta que espese y burbujee. Se verá brillante como pudín.

Retira del fuego y añade la mantequilla y la vainilla. Al instante se vuelve lisa y perfecta.

Pasa la crema a un recipiente, presiona papel film directamente sobre la superficie para que no forme piel. Refrigera al menos 2 horas.

Tip: ¡No dejes de batir! Esa es la clave para una textura cremosa. Si no, se te arma un drama de grumos.

¿Por qué es un éxito?
Sabor profundo: Dulce, con un abrazo mantecoso con toque de vainilla.

Muy versátil: ¿Quieres chocolate? Añade cacao o chocolate derretido. ¿Naranja‑vainilla? Ralla la cáscara.

Textura perfecta: Espesa para rellenar, pero se derrite en la boca.

La guía (cómo hacerla)
Parece que tiene muchos pasos, pero una vez entiendes el ritmo, es rápida. Aquí va:

Ingredientes
500 ml de leche entera

100 g de azúcar (+ unas cucharadas si te gusta más dulce)

4 yemas grandes

30 g de maicena (fécula de maíz)

Una pizca de sal

30 g de mantequilla sin sal

1 cucharadita de extracto de vainilla