Pasos
Calienta la leche hasta que esté a punto de hervir—sin burbujas, solo vapor.
Bate azúcar, yemas, maicena y sal en un bol hasta que esté pálido.
Cuando la leche esté lista, viértela despacio sobre la mezcla de yemas mientras bates. No te emociones demasiado para evitar huevos revueltos.
Vuelve todo a la olla. Cocina a fuego medio, batiendo sin parar hasta que espese y burbujee. Se verá brillante como pudín.
Retira del fuego y añade la mantequilla y la vainilla. Al instante se vuelve lisa y perfecta.
Pasa la crema a un recipiente, presiona papel film directamente sobre la superficie para que no forme piel. Refrigera al menos 2 horas.
Tip: ¡No dejes de batir! Esa es la clave para una textura cremosa. Si no, se te arma un drama de grumos.
Consejos rápidos
¿Quieres ir más rápido? Usa leche templada para que caliente antes.
¿Estás apurada? Enfríala en un recipiente ancho y raso para que baje de temperatura más rápido.
Si aparecen grumos, simplemente pásala por un colador fino y ya.
Cómo usarla y quedar como chef
Tartas de fruta: Pon rodajas de frutas encima y presume tu creación.
Profiteroles o éclairs: Rellena y añade un toque de chocolate—los ojos de todos brillarán.
Donas: Inyéctales crema pastelera y verás cómo desaparecen.
