El día de la boda que nos enseñó el verdadero significado de la inclusión

Me dolió muchísimo, porque siempre la había apoyado en cada etapa importante de su vida.

Mi silla de ruedas no es un accesorio; es parte de quien soy y un símbolo de fortaleza, no de vergüenza.

Sin embargo, tomé la decisión de no forzarme a entrar en un espacio donde no fuera bienvenida tal como soy realmente.

Llegó el día de la boda, y mientras mi familia se afanaba con entusiasmo, yo me quedé en casa con el corazón en paz.

Pasé el día con amigos que me comprendían, disfrutando de la risa, la música y el cariño en lugar de la preocupación.

A media tarde recibí una llamada; mi primo, sin aliento, susurraba que la gente preguntaba dónde estaba.