Para potenciar aún más este efecto, añade unas gotas de aceite de colágeno a la preparación final. Este pequeño impulso extra promueve la elasticidad y devuelve a la piel un aspecto terso y firme. Juntos, estos ingredientes crean un tratamiento refinado y eficaz, comparable a un sérum de alta gama.
Al infusionarlos en una base de aceites vegetales como el de almendras dulces o jojoba, se crea una textura aterciopelada que se desliza sobre la piel sin dejar residuos grasos. El resultado: una piel hidratada, tersa y protegida con ese acabado satinado que tanto nos gusta.
Cómo preparar tu elixir antiedad casero
No necesitas ser químico: esta receta es sorprendentemente sencilla.
Prepara los ingredientes: machaca ligeramente una cucharada de clavos de olor y desmenuza dos cucharadas de pétalos de rosa secos.
Infusión: coloca todo en un frasco esterilizado, luego vierte 60 ml de aceite de almendras dulces y 30 ml de aceite de jojoba. Añade el contenido de dos cápsulas de vitamina E.
Reposo: cierra el frasco y deja que la infusión se exponga al sol durante dos semanas, agitándolo suavemente cada día. Filtrado y potenciado: una vez lista la infusión, fíltrala y añade unas gotas de aceite de colágeno y, si lo deseas, un toque de aceite esencial de incienso para un toque extra de sabor.
Obtendrás un aceite ámbar con una fragancia dulce y especiada, listo para transformar tu rutina nocturna.
El ritual nocturno para una piel tersa
