Después de limpiar tu rostro, coloca de 3 a 4 gotas de aceite en la palma de tu mano y caliéntalo suavemente. Aplícalo en rostro y cuello con una ligera presión, masajeando hacia arriba para estimular la circulación. Para un efecto spa, utiliza un rodillo de jade o una herramienta gua sha durante dos minutos.
Las pieles normales a secas pueden usarlo todas las noches; las pieles mixtas o grasas pueden usarlo tres veces por semana al principio. Gracias a la vitamina E y el colágeno, este aceite se conserva hasta seis meses sin perder su eficacia.
Por qué este aceite lo cambia todo
Hidratación profunda sin sensación grasa: el aceite de almendras dulces nutre intensamente dejando un acabado sedoso.
Luminosidad y firmeza: los antioxidantes de rosa revitalizan la tez y mejoran la elasticidad de la piel, con el apoyo del colágeno.
Protección y confort: el extracto de clavo ayuda a fortalecer la barrera cutánea y a suavizar la textura de la piel.
Cuidado delicado para pieles sensibles: sin irritación ni tirantez, este aceite casero calma y repara incluso las pieles más delicadas. En pocas semanas notarás la diferencia: una piel más suave, luminosa y, sobre todo, visiblemente más relajada.
Como una suave caricia de aceite para bebés, pero con los beneficios de un tratamiento de colágeno, esta creación natural se convertirá rápidamente en tu nuevo ritual favorito.
