Probablemente hayas alzado la vista una mañana despejada y hayas visto esas largas líneas blancas que se arrastran tras un avión. A veces se entrecruzan, como si alguien dibujara patrones secretos sobre un fondo azul brillante. ¿Por qué aparecen unos días y desaparecen con la misma rapidez otros? Tras estas estelas luminosas se esconde un fenómeno muy real… pero la clave de la historia nunca es la que uno esperaría a primera vista.
¿De dónde provienen realmente las estelas de condensación de los aviones?
El punto de partida es bastante simple: cuando un avión vuela a gran altitud, el aire es extremadamente frío y seco. Al mismo tiempo, los motores liberan vapor caliente que, al encontrarse con este frío intenso, se transforma instantáneamente en diminutos cristales de hielo. Es un poco como cuando tu aliento se hace visible en invierno: la misma magia, pero a una escala mucho mayor.
