El cáncer de ovario a menudo se denomina “enfermedad silenciosa” porque sus primeros síntomas son sutiles y fáciles de pasar por alto. La hinchazón, la micción frecuente, las molestias pélvicas o los cambios en el apetito pueden parecer leves, pero a veces pueden ser señales de alerta temprana. Si bien estos síntomas no siempre indican cáncer, prestar atención a su cuerpo es crucial. Junto con los chequeos médicos, adoptar una dieta y un estilo de vida saludables puede desempeñar un papel importante en la reducción del riesgo y el apoyo al bienestar general

1. Concéntrese en los alimentos de origen vegetal.
Una dieta rica en frutas, verduras y cereales integrales proporciona antioxidantes y fibra que ayudan al cuerpo a combatir la inflamación y a fortalecer el sistema inmunitario. Las verduras crucíferas como el brócoli, la col rizada y la coliflor contienen compuestos que han demostrado proteger las células del daño. Las bayas, los cítricos y las verduras de hoja verde aportan vitaminas esenciales que pueden reducir el riesgo de cáncer. Procure tener un plato colorido en cada comida, ya que la variedad garantiza una amplia gama de nutrientes.

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