Suele ocurrir lo mismo: tras un día ajetreado de reuniones, vuelos o largos viajes, por fin cruzas la puerta de tu habitación de hotel. ¿Un pequeño remanso de paz? Quizás… siempre que te tomes unos minutos para observar el espacio con atención. ¿Por qué? Porque ciertos detalles aparentemente insignificantes podrían decir mucho sobre tu comodidad, e incluso sobre tu privacidad. Aquí tienes los reflejos que debes adoptar nada más entrar en tu habitación.
Espejo, espejo… ¿eres realmente quien dices ser?
Puede parecer sacado de una película de suspense, pero mejor tener cuidado. Algunos espejos pueden ser unidireccionales, esos cristales que te permiten ver por un lado pero no por el otro. Alguien detrás de ese espejo podría estar observándote sin que te des cuenta. Inquietante, ¿verdad?
Por suerte, hay un truco sencillo para comprobarlo: coloca la uña contra el espejo. Si ves un pequeño espacio entre la uña y su reflejo, todo está bien. Sin embargo, si parece que tu uña toca directamente el reflejo, ¡mantente alerta! En caso de duda, no dudes en contactar con recepción y solicitar un cambio de habitación. Más vale prevenir que… cambiar de hotel a toda prisa.
Cámaras ocultas: la vigilancia es elegante
No se preocupe, los hoteles de buena reputación no instalan cámaras en sus habitaciones; está estrictamente prohibido. Sin embargo, algunas personas malintencionadas podrían alquilar una habitación antes que usted y ocultar dispositivos de vigilancia en su interior: minicámaras, detectores modificados u objetos sospechosos.
¿Qué lugares revisar? Detectores de humo, enchufes, relojes digitales o lámparas de noche. Usa la linterna de tu teléfono para detectar lentes brillantes. Y si quieres ir más allá, algunas aplicaciones móviles te permiten escanear en busca de ondas infrarrojas o señales wifi sospechosas.
Mala higiene: señales que deben alertarte
