Perspectiva de los investigadores (8/10)
“La mayoría de los vacunados tenían entre 20 y 59 años, y el mayor número de dosis se administró en Francia”, explicaron los investigadores, quienes especificaron que las vacunas provenían de Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Los resultados obtenidos no tranquilizaron a los profesionales sanitarios, y menos aún a los pacientes.
Síndrome de Guillain-Barré y trombosis venosa (9/10)
Los investigadores observaron un aumento en el número de casos de síndrome de Guillain-Barré, así como de trombosis venosa cerebral, tras la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca. El síndrome de Guillain-Barré se caracteriza principalmente por debilidad muscular, mientras que la trombosis venosa es la formación de un coágulo sanguíneo en una vena, lo que impide el flujo sanguíneo adecuado por todo el cuerpo. La estrella francesa de la NBA, Victor Wembanyama, sufrió esta última afección hace unos meses, lo que le obligó a suspender la temporada.
Se necesita más investigación (10/10).
Además, todas las vacunas aumentaron significativamente el riesgo de miocarditis y pericarditis (inflamación que afecta al miocardio, el músculo responsable de la contracción del corazón y la circulación de la sangre por todo el cuerpo). “Se identificaron otras alertas que requieren mayor investigación”, afirma la revista. Los investigadores enfatizan que se necesita más investigación para determinar la relación entre la vacuna y estos efectos secundarios.
Dada la alarmante situación, las vacunas contra la COVID-19 se desarrollaron con urgencia. Tras casi cinco años de análisis retrospectivo, ahora conocemos los efectos adversos de los diferentes sueros que nos inyectaron.
