Una mujer fuerte nunca tolera estas cosas en su relación.

Llega un momento en la vida en el que dejas de intentar que una relación funcione a toda costa. Cuando entiendes, a veces después de algunas decepciones, que el amor no debería hacerte dudar de ti misma, agotarte ni herirte. Una mujer fuerte no nace así: se hace fuerte. Y cuando lo es, algunas cosas simplemente se vuelven innegociables.

El respeto no es opcional.

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Para una mujer segura de sí misma, el respeto es la base fundamental. No el que exiges, sino el que se manifiesta de forma natural, en palabras, gestos y actitudes. Los comentarios despectivos, la ironía hiriente o el desprecio disimulado no tienen cabida en su vida. Sabe que una relación sin respeto es como una casa sin cimientos: tarde o temprano, todo se derrumba.

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¿Manipulación emocional? No para ella.
Una mujer fuerte detecta rápidamente los juegos de poder. Los intentos de hacerla sentir culpable, los silencios calculados o los giros argumentales diseñados para hacerla dudar de sí misma son claras señales de alerta. Valora la comunicación abierta y rechaza las relaciones basadas en la ambigüedad. Para ella, el amor no es una partida de ajedrez.