Por qué dormir del lado izquierdo podría cambiarlo todo

La mayoría de nosotros pensamos en el sueño como un interruptor: nos acostamos, cerramos los ojos y esperamos despertar descansados. Sin embargo, la postura al dormir, e incluso el lado sobre el que dormimos, puede influir en la calidad de nuestro sueño. Muchos adultos mayores sufren de noches inquietas, rigidez matutina y se despiertan aún cansados. Dormir mal puede afectarnos sigilosamente, perjudicando la memoria, el estado de ánimo e incluso la salud cardiovascular. Cuando el cuerpo no obtiene el descanso profundo que necesita, no puede reparar completamente sus células, equilibrar sus hormonas ni recargarse mentalmente. Y aquí hay un punto que a menudo se pasa por alto: la postura al dormir puede influir sutilmente en la función de los órganos, la circulación sanguínea e incluso la digestión mientras descansamos.

El problema es que la mayoría de las personas desconocen que su postura al dormir puede ser perjudicial. La gravedad no se detiene durante el sueño: continúa ejerciendo presión sobre el corazón, los pulmones y los órganos digestivos. Dormir de ciertos lados puede ejercer una ligera presión sobre el corazón o empeorar el reflujo ácido. Dormir boca arriba a veces puede provocar ronquidos o respiración superficial, especialmente a medida que envejecemos. No es de extrañar, entonces, que tanta gente se despierte más cansada que cuando se acostó. ¿Y si un simple cambio de posición hacia el lado izquierdo pudiera ayudar?

Veamos. Hay tres razones, a menudo ignoradas, por las que se