Reserva el pollo: Retira las piezas de pollo de la sartén y resérvalas en un plato. Esto evitará que se cocinen demasiado mientras preparas la salsa.
Sofríe la cebolla: En la misma sartén, aprovechando los jugos del pollo, añade la cebolla cortada en juliana. Reduce el fuego a medio y sofríe durante 3-4 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que esté transparente y empiece a caramelizarse.
Añade el ajo: Incorpora el ajo picado a la cebolla y sofríe durante 1 minuto más, removiendo constantemente para que no se queme. El ajo debe desprender su aroma característico.
Vierte la Coca Cola: Vierte la lata de Coca Cola en la sartén con la cebolla y el ajo. Dejará de burbujear al entrar en contacto con el calor. Deja que hierva durante un minuto para que se evapore el exceso de gas.
Incorpora el kétchup: Agrega el kétchup a la mezcla de Coca Cola. Remueve bien con una cuchara de madera o espátula hasta que ambos ingredientes estén completamente integrados y la salsa tenga un color rojo uniforme y brillante.
Añade la salsa de soja (opcional): Si decides usar salsa de soja, este es el momento de incorporarla. Añade la cucharada y mezcla bien. Esto le dará un toque umami a la salsa.
Cocina el pollo en la salsa: Vuelve a colocar las piezas de pollo en la sartén, sumergiéndolas en la salsa. Asegúrate de que cada pieza esté al menos parcialmente cubierta. Si es necesario, voltéalas ocasionalmente durante la cocción para que se impregnen uniformemente.
Reduce y cocina: Reduce el fuego a medio-bajo, tapa parcialmente la sartén y cocina durante 25-30 minutos. Durante este tiempo, la salsa se reducirá y espesará, mientras el pollo se cocina por completo. Voltea las piezas de pollo cada 10 minutos para asegurar una cocción uniforme.
Vigila la salsa: A medida que la salsa se reduce, observa su consistencia. Debe volverse más espesa y brillante, similar a un glaseado. Si la salsa se reduce demasiado rápido y el pollo aún no está cocido, puedes agregar un poco de agua. Por el contrario, si el pollo está cocido pero la salsa sigue muy líquida, aumenta el fuego para acelerar la reducción.
Comprueba la cocción: Para verificar que el pollo esté completamente cocido, inserta un termómetro de carne en la parte más gruesa; debe alcanzar 75°C (165°F). Alternativamente, al pinchar con un tenedor, los jugos deben salir claros, no rosados.
Ajusta el sazón: Una vez que el pollo esté perfectamente cocido y la salsa tenga la consistencia deseada, prueba y ajusta el sazón. Agrega más sal o pimienta si es necesario, o un poco más de kétchup si prefieres una salsa más dulce y espesa.
Reposa y sirve: Retira del fuego y deja reposar durante 3-5 minutos antes de servir. Este tiempo de reposo permite que los jugos se redistribuyan en la carne, resultando en un pollo más jugoso y sabroso. Decora con perejil fresco picado antes de llevar a la mesa.
