Mi pareja insistió en pagar la cuenta; me arrepiento de haberle permitido hacerlo.

A continuación se presenta un resumen detallado de los servicios prestados y las tarifas correspondientes.

Al principio pensé que era una broma, un intento de humor un tanto extraño que no terminaba de funcionar. Pero al leerlo, casi me dieron ganas de tomarme otro café por la mañana.

Los supuestos servicios que enumeró eran completamente absurdos, lo que me hizo apreciar su encanto caballeroso de una manera totalmente nueva.

Ramo de rosas: Un
llavero personalizado de regalo: Una reunión para tomar café (organizada en el plazo de una semana)

Abriendo la puerta del coche: una linda selfie grupal.

Sacar una silla: Ir de la mano en vuestra próxima cita.

Conversación interesante y escucha activa: Un cumplido sobre mi apariencia

Cena completa + propina incluida: Una segunda cita sin excusas.

Solo con fines ilustrativos.
Pero la verdadera trampa, la parte que me hizo darme cuenta de que hablaba en serio sobre enviar esa factura, estaba escrita en negrita en la parte inferior.

El pago debe realizarse en su totalidad. No se admiten reembolsos. De no hacerlo, el saldo pendiente podría ser remitido a una agencia de cobros (Chris será notificado).

¡Esperamos un pago rápido!

Me quedé boquiabierto.

Ya sería bastante malo esperar una compensación económica, ¿pero encima sobrecargarme con la sensibilidad y la atención necesarias? ¿Quién hace eso?

Inmediatamente hice una captura de pantalla de la factura y se la envié a Mia. Su respuesta fue rápida.

“¡DIOS MÍO! ¡ESTO ES LO QUE LE VOY A ENSEÑAR A CHRIS!”

“¿Esto es real?”, respondí. “¡Habla en serio!”.

—Espera a que Chris vea esto. Se volverá loco —respondió ella.