Preparar las verduras:
Pica finamente una cebolla blanca pequeña, aproximadamente 1 taza. Añádela a un tazón mediano.
Pica finamente el chile jalapeño o serrano. Si prefieres un toque menos picante, retira las venas y las semillas. Agrega el chile picado al tazón con la cebolla.
Combine y deje que los sabores se mezclen:
Vierta ¼ de taza de jugo de limón sobre las cebollas y los pimientos.
Añade ¾ de cucharadita de sal marina fina y revuelve todo junto.
Deja reposar la mezcla en el bol unos minutos. Esto permite que los sabores se integren y ablande un poco la cebolla.
Terminar la salsa:
Picar 700 g de tomates rojos maduros en trozos pequeños. Si están muy jugosos, escurrir un poco el exceso de líquido. Agregar los tomates picados al tazón.
Pica finamente aproximadamente ½ taza de cilantro fresco, desechando los tallos. Agrega el cilantro picado al tazón con los demás ingredientes.
¡Mezcla y disfruta!
Revuelve todos los ingredientes en el bol hasta que estén bien combinados.
Pruébalo y ajusta la sazón a tu gusto. Quizás quieras añadir más jugo de limón o sal.
Servir y almacenar:
El pico de gallo se disfruta mejor fresco. Sírvalo con totopos para mojar o úselo como aderezo para tacos, burritos, nachos o carnes a la parrilla.
Si le sobran, guárdelas en un recipiente hermético en el refrigerador hasta por 2 días. Los sabores seguirán desarrollándose, pero los tomates podrían ablandarse.
