Si decides probar este método (siempre bajo tu propia responsabilidad y con precaución), aquí te explicamos cómo se hace:
Enciende una vela: Utiliza una vela de cera de parafina (las más comunes). Enciéndela y deja que se forme un poco de cera derretida en la parte superior.
Recoge la cera o el carboncillo: Hay dos variantes de este truco:
Variante 1 (Cera derretida): Con mucho cuidado, y asegurándote de que la cera no esté extremadamente caliente para evitar quemaduras, toma una pequeña cantidad de cera líquida (con un hisopo o un palillo) y aplícala directamente sobre la verruga.
Variante 2 (Carboncillo de la mecha): Deja que la mecha de la vela se queme un poco y forme carboncillo. Con un palillo, raspa suavemente un poco de ese carboncillo y mézclalo con una gota de agua o saliva para formar una pasta. Aplica esta pasta directamente sobre la verruga.
Cubre la verruga: Una vez aplicada la cera o la pasta de carboncillo, cubre la verruga con una pequeña tirita o un esparadrapo para que la sustancia permanezca en su lugar.
Repite el proceso: Se sugiere repetir este proceso una o dos veces al día durante tres días consecutivos.
Observa los resultados: Los defensores del método afirman que la verruga debería comenzar a secarse y caerse en ese lapso de tiempo.
Existe una explicación científica?
No hay estudios científicos rigurosos que respalden la efectividad de este método. Sin embargo, se especula que la cera o el carboncillo, al ser aplicados de forma oclusiva (cubriendo la verruga), podrían privar al virus de oxígeno, o irritar la zona de tal manera que el sistema inmunológico del cuerpo reaccione y combata el VPH.
Algunas verrugas, especialmente las más pequeñas, pueden desaparecer por sí solas con el tiempo. Es posible que este remedio actúe como un placebo o simplemente coincida con la regresión natural de la verruga.
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