Qué hacer:
Un examen de la vista anual es esencial. En caso de duda, puede bastar con actualizar la graduación o limitar la conducción a las horas diurnas. Pero a veces, es mejor dejar las llaves atrás… y tomar un buen taxi para mayor tranquilidad.
Memoria y reflejos: cuando el cerebro se ralentiza un poco. ¿Olvidar la ruta? ¿Reaccionar demasiado lento ante una luz ámbar? No siempre se trata de lapsus de atención. El envejecimiento cognitivo puede provocar pérdida de memoria, dificultad para tomar decisiones rápidas e incluso confusión al volante.
Lo que necesita saber:
La enfermedad de Alzheimer u otras formas de deterioro cognitivo pueden reducir la capacidad para conducir con seguridad. Es mejor hablar de esto abiertamente con su médico. Existen pruebas sencillas para evaluar los reflejos y la concentración.
Corazón y circulación: cuidado con las molestias inesperadas
¿Un mareo fugaz… que ocurre mientras conduce? Ciertas afecciones cardiovasculares, como los trastornos del ritmo cardíaco o la hipertensión, pueden causar mareos, dificultad para respirar o incluso desmayos.
Qué ayuda:
Revisiones regulares, un estilo de vida saludable y tratamientos adecuados. Y, sobre todo: aprenda a escuchar a su cuerpo. Si no te sientes al cien por cien, deja el coche en el garaje, sin remordimientos.
