Se necesita más investigación (10/10)
Además, todas las vacunas han mostrado un mayor riesgo de miocarditis y pericarditis (inflamación del músculo cardíaco o de los tejidos circundantes), aunque estos casos siguen siendo poco frecuentes.
«Se han identificado otros problemas que requieren más investigación», afirma la revisión.
Los investigadores enfatizan que es fundamental realizar una investigación más exhaustiva para comprender plenamente la relación entre la vacunación y estos efectos adversos.
En conclusión,
las vacunas contra la COVID-19 se desarrollaron con premura, durante una crisis sanitaria mundial. Tras casi cinco años de datos reales y análisis científicos, comprendemos mejor —aunque esta comprensión sigue evolucionando— los posibles efectos secundarios asociados a estas vacunas.
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