2. Limón y sal
El ácido cítrico del limón y el poder abrasivo de la sal forman un dúo perfecto para blanquear y eliminar manchas, sobre todo en telas claras.
Exprime el jugo de medio limón sobre la mancha.
Espolvorea sal encima y frota suavemente.
Déjalo reposar al sol por 30 minutos y luego lava con agua fría.
Funciona muy bien en manchas de óxido o sudor amarillento.
3. Agua (fría o caliente, según la mancha)
El agua, usada de la manera correcta, puede ser tu mejor aliada.
Para manchas de sangre o proteínas, usa agua fría para evitar que se fijen.
Para manchas de aceite, café o chocolate, el agua caliente ayuda a disolver los residuos.
En ambos casos, lo importante es actuar rápido para que la mancha no se adhiera a las fibras.
