Cuando regresé de la misión, encontré a mi hija de siete años encerrada en el garaje, débil y cubierta de picaduras de moscos.
“Papá,” sollozó, “el novio de mamá dijo que aquí es donde pertenezco.” La llevé directo con el médico militar en la base de Monterrey e hice una sola llamada. Esa noche, la casa fue puesta patas arriba—y Luisa me llamó, gritando. Quince meses en combate no me habían preparado para esta guerra. El golpe en … Read more