1. Ignorar los antecedentes familiares
El primer error, según el especialista, es ignorar los antecedentes familiares.
Aproximadamente una de cada tres personas con cáncer colorrectal tiene un familiar que también padece la enfermedad. El riesgo es especialmente alto si un familiar de primer grado (padre, madre, hermano o hermana) fue diagnosticado antes de los 60 años.
“La salud de su colon también depende de sus genes”, recuerda el Dr. Teitelbaum.
En caso de antecedentes familiares, las pruebas de detección individuales deben comenzar a los 45 años, con una colonoscopia cada cinco años. Los expertos recomiendan consultar a los familiares (padres, abuelos, tíos y tías) para identificar cualquier posible predisposición.
Comprender su predisposición genética significa anticipar riesgos evitables.
2. Posponer las colonoscopias o las pruebas de detección
Las pruebas de detección siguen siendo la mejor manera de detectar el cáncer colorrectal antes de que se agrave. En Francia, todas las personas de entre 50 y 74 años reciben una invitación para hacerse una prueba inmunoquímica casera cada dos años.
Pero muchos la descuidan, pensando que no les afecta.
Este es un error peligroso. En más del 80 % de los casos, el cáncer se desarrolla a partir de una lesión benigna. Si se detecta a tiempo, puede extirparse antes de que se malignice.
“Sea cual sea su estilo de vida, las pruebas de detección son esenciales a partir de cierta edad”, enfatiza el oncólogo.
En caso de duda, nunca demore una colonoscopia prescrita por un profesional de la salud. Una revisión innecesaria es mejor que un diagnóstico tardío.
3. Subestimar síntomas inusuales
El cáncer colorrectal se desarrolla lentamente y suele ser asintomático en sus primeras etapas.
Sin embargo, ciertos signos deben ser motivo de preocupación inmediata:
Un cambio persistente en los hábitos intestinales (diarrea o estreñimiento persistentes)
Heces más líquidas de lo habitual
Heces con sangre
Fatiga inexplicable o pérdida rápida de peso
Dolor abdominal recurrente
