Evite la actividad física después de las comidas
Entrenar en ayunas puede ser perjudicial para tu cuerpo, ya que te faltará energía para llevar a cabo tu programa de actividades. Sin embargo, hay que tener cuidado con el horario en el que se come, ya que hacer ejercicio inmediatamente después de comer aumenta el riesgo de sufrir calambres.
Normalmente, se recomienda esperar una hora para realizar actividades físicas después de consumir una comida o refrigerio considerado ligero, y de dos a cuatro horas para comidas más pesadas.
Consuma alimentos ricos en potasio, magnesio y calcio.
Los alimentos ricos en potasio, magnesio, calcio y vitaminas del grupo B son grandes aliados para prevenir los calambres, ya que contribuyen al buen funcionamiento y contracción de nuestros músculos.
Por ello, añade a tu dieta diaria alimentos que contengan estos nutrientes, como plátano, aguacate, leche, frutos secos, legumbres, yogur natural, cacahuates, quesos en general, linaza, brócoli, carne de res, pescado, avena, cereales integrales, verduras, huevos, entre otros.
Beber 2 litros de agua al día
Como ya hemos visto, la deshidratación es una de las principales causas de los calambres. Para mantener un volumen adecuado de agua en el cuerpo, se recomienda beber alrededor de dos litros de agua al día (si no existe contraindicación médica). Si vas a realizar actividades físicas más intensas, que provoquen sudoración y pérdida de sales minerales, se recomienda consumir bebidas isotónicas durante el entrenamiento para reponerlas.
Los calambres en las piernas son comunes, especialmente en quienes practican deportes intensos. Adoptando hábitos más saludables y prestando especial atención a tu alimentación, podrás mantener tu cuerpo hidratado y reducir las posibilidades de sufrir esta molestia. Sin embargo, aquellos que experimentan calambres con mucha frecuencia deben buscar ayuda médica para un diagnóstico y tratamiento más precisos.
