Les recomiendan hacerse una prueba cuanto antes y les ofrecen un test casero gratuito, pero les dicen que, para recibirlo, deben darles su número de tarjeta de crédito para cubrir los gastos de envío.
Según las autoridades, estos estafadores suelen enfocarse en minorías y personas de la tercera edad.
Los expertos en seguridad afirman que la clave para evitar caer en estas trampas es recordar que ningún banco, agencia estatal o instituto de salud contacta a personas para pedirles información confidencial.
“Es posible que (los delincuentes) lo contacten por teléfono, correo electrónico, mensajes de texto, correo postal o redes sociales”, advierte la página del gobierno estadounidense dedicado a “Estafas y fraudes comunes”.
“Proteja su dinero y su identidad al no compartir información personal como el número de su cuenta de banco, número de Seguro Social o fecha de nacimiento”, aconseja.
