El enigma de la inmovilidad nocturna: cuando el cuerpo se niega a obedecer

Buenas noticias: existen medidas sencillas para reducir, o incluso eliminar, estos momentos tan aterradores. La clave está en adoptar una rutina de sueño saludable y regular. Estas son nuestras sugerencias más efectivas:

Regula tu ritmo de sueño: acuéstate y levántate a horas fijas, incluso los fines de semana.

Crea un ritual nocturno relajante: lectura, iluminación suave, una infusión relajante…
Evita las pantallas antes de dormir: la luz azul interrumpe la secreción de melatonina, esencial para conciliar el sueño.
Controla tu estrés: respiración profunda, meditación, yoga… Encuentra lo que realmente te tranquiliza.
Cuida tu entorno de sueño: una habitación tranquila, bien ventilada y con ropa de cama cómoda marca la diferencia.
¿Qué pasa si la parálisis persiste?
Incluso siguiendo estos consejos, puede ocurrir un episodio. Lo importante es mantener la calma. Claro que es más fácil decirlo que hacerlo, pero comprender lo que está sucediendo ayuda mucho a poner las cosas en perspectiva. Concéntrate en tu respiración; intenta mover un dedo de la mano o del pie. Poco a poco, tu cuerpo liberará tensión y recuperarás el control de tus movimientos.